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L patio de fuera super amplio

La verdad es que no se por dónde empezar, nos ha encantado todo, el trato es de 1000, la amabilidad, cercanía y el trato de Jose Manuel y Montse, te hacen sentirte desde el segundo 1 como en casa. La habitación te hace desconectar y adentrarte a la cultura saharaui. La comida, que decir una delicatesen, todo casero, hay que destacar la perfección y como está cada plato estudiado y elaborado con amor, también hay que mencionar la mano que tiene la mujer de Jose Manuel en las salsas, la salsa de las patatas bravas es cosecha propia y las mermeladas igual, algo exquisito, manjares de dioses. El sitio es perfecto para desconectar, estar en un ambiente muy acogedor y disfrutar de la historia que hay en cada rincón y las suyas propias, que darían para escribir más de un libro y hacer una saga. La localización es excelente, hay sitios preciosos para visitar, los Mallos de Riglos, castillo de Loarre, Huesca ciudad.... En resumen, el mejor hotel, el mejor trato recibido, una cocina casera que se agradece y un lugar mágico que enamora . Hay que terminar con un fuerte abrazo a la familia y un achuchón grande a Tempranillo. Jose Manuel, Montse y familia, un fuerte abrazo, nos vemos pronto

El piso es muy acogedor, estaba muy limpio y ordenado❤️ Los anfitriones son un amor❤️❤️❤️ Volvería una y otra vez 🥰

Los dueños son muy atentos y amables

Todo estána genial Para poder hechar mano a ti frigorífico o tostadoras donde nos hicimos unos sandwiches buenísimos