Hostales y pensiones en Arta Terme

Excelente area común, decoración con mucho gusto de las habitaciones.

El trato y la predisposicion a entendernos ya que no hablábamos el idioma.

La casita es una cucada. Era un antiguo establo (cabían 2 vacas y una cabra) de una mujer viuda que hacía de cartera del pueblo (de ahí el nombre que tiene, que significa "el establo de la cartera" en friulano). Está totalmente renovada con mucho gusto y materiales de muy buena calidad. Está muy bien aislada térmica y acústicamente. Las camas son cómodas. La cocina está completa (no hay microondas ni tostadora de pan, pero a nosotros no nos hicieron falta). Hay lavadora y tendedero, que para nosotros era más importante. La escalera de madera que permite acceder al dormitorio infantil desde el dormitorio de matrimomio puede resultar un poco incómoda para los que tienen vértigo o para los niños muy pequeños, aunque sé que hay familias con niños pequeños que han estado muy contentos en la casa. La situación es ideal para ir a esquiar a Zoncolán si se tiene coche de alquiler como nosotros (lo alquilamos en Trieste), o para hacer senderismo. El dueño, Stefano, es muy amable y acogedor. Vive en la misma calle, lo cual resulta muy útil si se necesita ayuda. A nosotros nos reservó los pases para esquiar, con una reducción. También nos consiguió reducción para las piscinas termales y algunos restaurantes. El paisaje es fascinante. El municipio es muy pequeño y, al menos en invierno, está muy tranquilo; no hay prácticamente turistas. Se percibe que tuvo un pasado de auge económico, ahora en declive. Si se busca calma y descanso, es el lugar ideal. El comercio local brilla por su ausencia durante el invierno: la panadería abre solo por las mañanas y hay un par de bares de pueblo. Pero hay un supermercado en la carretera, a 25 minutos andando desde la casa. La peluquería solo abre si se acuerda cita por teléfono.