Hostales y pensiones en Koolbaai

La simpatia de las dos chicas de recepción,tanto de Barbara como la otra chica de Aruba,buena localización y habitaciones amplias

Sinceramente, todo nos encantó. El lugar es hermoso, amplio y luminoso, y desde el primer momento transmite una calma que se siente en el cuerpo. La habitación es cómoda y el balcón ofrece una vista maravillosa al mar verde, ese tipo de paisaje que uno podría mirar por horas. La limpieza es impecable: cada día la habitación queda como nueva, la cama tendida, las toallas cambiadas y hasta guardan con cariño lo que queda en el escurridor de platos. El detalle de las flores frescas cada mañana nos robó el corazón; son pequeños gestos que hacen que la estadía se sienta especial y muy cuidada. El espacio privado previo a la playa es precioso y acogedor, y tener la salida al mar a solo unos pasos es un verdadero privilegio. Se disfruta muchísimo esa combinación de serenidad, naturaleza y buena energía. Los dueños son extremadamente amables, y hasta los vecinos —que vuelven desde hace años— fueron atentos y cálidos con nosotros. Y, por si fuera poco, las mascotas del lugar son un amor: mimosas, respetuosas y parte de ese encanto que te hace sentir como en casa.