Hostales y pensiones en Punta del Diablo

La tranquilidad, rodeado de bosque, lo suficientemente apartado para poder relajarse, manteniendo una distancia cercana a las playas y zona de restauración. Cada espacio está cuidado al detalle, se nota el amor con el hicieron todo, desde la decoración, las zonas comunes, las habitaciones, el comedor, la zona de barbacoa, etc. El área de las piscinas es muy disfrutable (tumbonas, sombrillas). Nos sorprendió gratamente encontrar un lugar en el cual, aún estando de vacaciones, te sientas como en casa, pero rompiendo la rutina diaria. Desde el momento cero te miman con un bonito esmero, Juan y su familia son excepcionales. En el check in sirven una copa de champagne, todo se hace a un ritmo relajado, un trato ameno que invita al disfrute. El buffet de desayuno está montado con atención a cada detalle, la comida casera, variada, para satisfacer todos los gustos y necesidades, dado que tienen en cuenta intolerancias alimentarias. Son tantos los detalles a compartir, que sería extenso abarcar cada uno, no queda más que decirles que lo vivan y disfruten así como lo hicimos nosotros.

Todo!!! La gentileza de los anfitriones, lo lindo de todo el lugar. Realmente una experiencia fabulosa conocerlos. El panqueque con dulce de leche del desayuno... Fuera de serie!!!!

Excelente lugar ! Los dueños son unos capos! Es como estar en casa! Siempre con buena onda

Ubicación y piezas y amabilidad

La atención es impecable, super amables y muy serviciales, fui con mis dos hijos y nos sentimos tan bien, que nos costó despedirnos. La habitación es sencilla, pero tiene lo suficiente para un magnífico descanso. Se escucha el mar y puedes descansar profundamente. El área común es amplia y en las noches el calor de la chimenea es razón para muy buenas charlas. La comida es deliciosa. Sin salir del lugar, te preparan unos platos deliciosos que resultan muy convenientes.