La cabaña ha sido pensada como una vivienda semi-rústica donde se resalte la sencillez junto a la comodidad, con todos los servicios necesarios para una estadía agradable, muy en contacto con la naturaleza. El emprendimiento se autofinanció con la subdivisión y venta en lotes de una fracción mayor de una viña abandonada. Hemos puesto en valor parte de la viña conservando el callejón central y antiguas acequias y compuertas. Reutilizamos postes y alambres y conservamos la flora autóctona de chañares, algarrobos y tuscas. Las dos cabañas están unidas por una galería central exterior configurando una tradicional casa de campo. Nuestra intención fue no aislar las cabañas para que los huéspedes tengan un lugar de encuentro común. En verano sobresale el perfume a las tareas vitivinícolas de los vecinos, en primavera son característicos los aromas a flor de la jarilla. Cada diez días se escucha el agua que corre por la acequia. Regamos mucho con agua que acumulamos en el estanque del riego por acequia porque nos encanta el césped silvestre. Tenemos uvas Shyra, torrontés riojano blanco y cereza para mesa. Cuatro plantas de olivo y una de durazno. Quienes nos visitan en enero y febrero cosechan libremente las uvas que consumen gratuitamente. Finalmente restauramos una antigua vivienda de adobe donde nos alojamos temporalmente, por su valor histórico y emocional, ya que muchas familias de la zona allí tuvieron su hogar.

Nos encanta que el huésped experimente los aromas, los silencios, los colores, las tardes, el cielo estrellado, la tranquilidad y paz que descubrimos nosotros en este lugar. Nuestro objetivo es que encuentren un lugar acogedor, rodeado de naturaleza impactante y puedan intercambiar sensaciones con los amables lugareños. Si prueban el pan casero que aquí cerca se elabora no se lo olvidan nunca más. Somo orgullosos vecinos de Banda Florida. Nos sentimos parte de esta comunidad. Estamos muy agradecidos por que nos han adoptado como uno más

Banda Florida es un pueblo de casi 300 años, donde sus pobladores se dedican desde antaño a la actividad rural, con pequeños emprendimientos vitivinícolas y crianza de animales. Son las primeras tierras que se cultivaron en la zona, aún antes de la llegada del colonizador. Por eso en las cercanías hay enorme cantidad de pinturas y grabados rupestres que muestran el paso de comunidades indígenas en estas tierras.