La casa de Boni y Florina se construye en 1967 sobre una antigua cuadra, sus robustos muros de piedra fueron la base donde cimentaron su hogar. En la actualidad, tras la última reforma en 2018, es el lugar ideal para albergar a cinco personas en sus tres habitaciones y dos baños. La cocina, abierta al salón comedor, dispone de todo el utillaje y servicios necesarios para la elaboración de los mejores manjares. El calor natural de su chimenea de leña mejora su eficiencia energética y garantiza el confort en toda la casa al ser la fuente de calor de los radiadores de todas las estancias. Uno de los espacios más agradables de la casa lo podemos encontrar en su zona norte donde dispone de un jardín de unos mil metros, zona de parking para dos coches, porche de unos treinta metros, mesa de piedra para ocho personas y barbacoa. Abrazado a la casa crece un frondoso tejo, árbol sagrado que veneraban los celtas, de unos cien años de antigüedad. La casa está ubicada en el corazón de la Comarca de la Sidra, territorio de innumerables atractivos representado por una de las señas de identidad más asturiana. La sidra. Próxima a la Sierra de Peñamayor y a veinticinco minutos de la costa asturiana, la vivienda se enmarca en una zona rural donde poder disfrutar de la naturaleza. El visitante descubrirá lo más recóndito de sus sentidos: Olores de su infancia; sonidos y silencios olvidados; y también, ¡Cómo no!, degustará la riqueza culinaria de la zona.

La casa está ubicada en el corazón de la Comarca de la Sidra, territorio de innumerables atractivos representado por una de las señas de identidad más asturiana. La sidra. Próxima a la Sierra de Peñamayor y a veinticinco minutos de la costa asturiana, la vivienda se enmarca en una zona rural donde poder disfrutar de la naturaleza. El visitante descubrirá lo más recóndito de sus sentidos: Olores de su infancia; sonidos y silencios olvidados; y también, ¡Cómo no!, degustará la riqueza culinaria de la zona.