Ver un antiguo pajar en tu pueblo y enamorate de él,comprarlo, dejarlo reposar, levantarlo con tus manos y sentirte orgulloso del resultado. Lleno de calma, paz, tranquilidad, silencio y armonía...es un lugar perfecto para reencontrarte con tu familia lejana, hacer las paces con tus enemigos, enamorar a tu última conquista, guarida para escribir un libro, refugio para olvidarte del mundo, isla desierta sin playa alrededor. Contarte más cosas es perder el tiempo. Solo tienes que dejarte llevar. Seguro que ya sientes unas ganas irrefrenables de venir.

Madrileño de pro me dejé conquistar por el silencio y me vine al pueblo. Como se puede ver la foto me he mimetizado con el medio. Ahora soy anfitrión de mi propia casa rural y apicultor en aprendizaje. Entre todos devolvemos la vida a los bellos pueblos de la España deshabitada.

Ponerte las botas y coger un palo. para marcar el ritmo Pasear entre robles oliendo el monte a Jara. Escuchar las ranas al anochecer. Alzar la mirada y cruzarte con una pareja de corzos. Regalarte un atardecer lleno de naranjas, ocres, rosas, violetas y fucsias....apareciendo la Luna rojiza al girar la cabeza. Sentarte a comer un cocido maragato como si no hubiera un mañana. Pisar la nieve. Llevar la cesta llena de setas con una sonrisa en la cara. Mojarte los pies en el río una tarde de verano. Sortear a las vacas que se cruzan por tu camino sin mucha intención de apartarse. Tomar unas cañas sin mirar el reloj. Fundirte con los paisanos la semana de fiestas. Conducir entre pueblos abandonados. Hacer una etapa del camino de Santiago....usar tu imaginación con una chispa de improvisación. No todo puede estar preparado.