Escápate a la tranquilidad en este acogedor chalet de campo enclavado en plena montaña, rodeado de fragantes naranjos y naturaleza en estado puro. Un refugio íntimo donde el silencio solo es interrumpido por el canto de los pájaros y el susurro del viento entre los árboles. Con vistas panorámicas a los valles y al aroma constante de azahar, este chalet combina el encanto rústico con las comodidades modernas. Ideal para quienes buscan desconectar, reconectar y disfrutar de la paz del campo sin renunciar al confort. Disfruta de desayunos bajo el sol, paseos entre huertos cítricos y noches estrelladas junto a la chimenea. Una experiencia auténtica y serena, perfecta para parejas, familias o viajeros en busca de calma.

Tu anfitriona, María Pilar, te recibirá con cercanía y dedicación. Conocedora de la zona y amante de la vida rural, estará encantada de ayudarte con recomendaciones, rutas o cualquier detalle que haga tu experiencia más especial. Siempre atenta, pero respetuosa con tu privacidad, se asegura de que cada huésped se sienta como en casa.