Casa cortijo en plena Dehesa Extremeña, al lado de la capital de Extremadura, Mérida. Se trata de un cortijo típico extremeño articulado en torno a un patio lleno de flores, rehabilitada para vivienda habitual con porches y espacios abiertos, zona de juegos, etc.. La vivienda consta de siete dormitorios, distribuidos en dos edificios, una casa grande de una planta que consta de cinco dormitorios, cada uno de ellos con su cuarto de baño de los cuales, cuatro son dobles y uno individual. Junto a ella y conectada a través de un porche abierto, se encuentra otra dependencia con dos dormitorios, uno doble y el otro cuádruple con dos literas (cuatro camas) que comparten un cuarto de baño, ideal para niños o jóvenes. Las zonas comunes son amplias y espaciosas. El salón tiene dos zonas de estar, una de ellas con chimenea. Otra zona está ocupada con mesa de comedor. Para temporadas largas, la vivienda cuenta con lavandería (lavadora y secadora) Hay Internet en toda la casa que funciona muy bien. En otra vivienda anexa, vive un matrimonio que reside de forma permanente en la finca y que puede solucionar pequeños problemas o facilitar ayuda.

Soy licenciada en Derecho pero mi actividad actual es la gestión ganadera. Esta finca es un auténtico paraíso natural que cuenta con uno de los bosques mediterráneos mejor conservados de Europa. Mis aficiones son la agricultura y la ganadería, también la música clásica y la lectura. La casa cuenta con un piano vertical. Me gusta aprender idiomas y disfrutar de la naturaleza que es mi auténtica pasión. La Dehesa, por sus características, es un auténtico lujo para los sentidos y merece la pena conocerla.

Todas las vistas de las zonas de estar son preciosas, ya que la finca está en un valle rodeado de las Sierras Centrales que están incluidas en una zona ZEPA (Zona de Especial protección de Aves) Me encanta el huerto con sus bancales llenos de rosas donde todos los años cogemos una estupenda cosecha de verduras y frutas de temporada todo ecológico. Desde cualquier punto de la casa se divisa la totalidad de la finca, con sus bellas sierras al fondo llenas de madroños, lavandas y romeros y su valle de encinas en primer plano sobre el que se despliegan todas las luces del amanecer y de la tarde. En las noches de verano, las cenas entre velas y sonidos de cigarras de alargan junto a la piscina hasta la madrugada. En invierno, el humo de las chimeneas y el balido de las ovejas, llena el campo de sentimientos nostálgicos de la infancia. En primavera cuando el sol calienta ya los campos y todos se llena de flores, es un lujo desayunar en el enorme porche abierto desde el que se divisa toda la finca con el canto de los pájaros y el olor de la rosaleda.