Nuestros apartamentos están pensados para disfrutar de la calma, el paisaje, la conversación. En invierno tienen el calor inigualable de las estufas de leña, en verano el frescor de la noche sin más ruido que el de los grillos . En otoño desde el balcón puedes oír la berrea del ciervo y en primavera el canto nocturno del ruiseñor y el silbido agudo del autillo. Estás a 15 minutos del castillo de Cuenca (sin semáforos) y a 10 minutos de la Ciudad Encantada. No tienes problemas de buscar o pagar aparcamiento. Puedes salir a la calle ponerte a andar y en dos minutos estar en medio del campo con una naturaleza llena de biodiversidad palpable. Tienes una cocina completa para prepararte cenas y desayunos, bocadillos para hacer una excursión o guisar para comer y echarte una siesta. Eso alivia mucho el presupuesto y da una comodidad a los estómagos exigentes con lo que le dan a su microbiota. Mirar por las ventanas es una gozada, no voy a darte detalles, solo decirte que sentarte a ver el atardecer es especialmente gratificante.