Crecí en el valle del Champsaur, en la casa familiar donde mis padres gestionaron las habitaciones de huéspedes durante muchos años. De pequeña, me gustaba observar su sentido de la bienvenida; crecí rodeada de esta atmósfera de intercambio y convivialidad. Estos recuerdos me marcaron profundamente y alimentaron mi deseo de recoger el relevo. Hoy, doy una nueva vida a las habitaciones de huéspedes de la Ferme du Veyre, con el deseo de mantenerme fiel al espíritu familiar que me anima desde la infancia: sencillez, autenticidad y compartir. Quiero que cada estancia sea una experiencia en la que se descubra la belleza de nuestro valle, los sabores locales y, sobre todo, la atmósfera de una casa acogedora.

Por la mañana, disfrutarán de un desayuno montañés casero compuesto por productos locales y de temporada. Después de un día en la montaña, la chimenea les calentará en invierno, mientras que la terraza soleada y el jardín se convertirán en lugares privilegiados de descanso en verano. La Ferme du Veyre es un punto de partida ideal para sus actividades: senderismo, golf, ciclismo, esquí, descubrimiento de pueblos y mercados de montaña... Una estancia en La Ferme du Veyre es la garantía de redescubrir el sabor de las cosas simples, la acogida montañesa y recuerdos inolvidables en plena naturaleza. La Ferme du Veyre les ofrece 4 habitaciones de huéspedes espaciosas, cómodas y acogedoras, con capacidad de 2 a 5 personas por habitación, cada una con baño y WC separados y cocina pequeña. Encontrarán en nuestro alojamiento una pequeña tienda local, un rincón de productos del terruño, a medio camino entre boutique y despensa, donde cada uno podrá descubrir y comprar especialidades de la zona. Quesos, mieles, bebidas artesanales o los productos de La Ferme du Veyre...

El valle de Champsaur, situado en los Altos Alpes, es un verdadero refugio de naturaleza salvaje. Con sus paisajes montañosos impresionantes, ofrece a los visitantes panorámicas impresionantes, senderos de excursión pintorescos y una riqueza faunística y floral notable. Los pueblos tradicionales, como Saint-Bonnet y Champsaur, añaden un toque auténtico a esta región, donde el encanto de las piedras antiguas se mezcla con la belleza de las montañas.