Hoteles de lujo en Tamaris

Realmente muy bonita la habitación

Viajé al hotel con mi madre y mi hermana, y desde nuestra llegada nos hicieron sentir como en casa. La atención de todo el personal fue excelente, siempre pendientes de nosotras y transmitiendo una auténtica sensación de cuidado. Quiero destacar especialmente a Tarek, el caballero que se encuentra en la puerta, cuya amabilidad y trato son difíciles de describir. Nos recibió siempre con una sonrisa y con un gesto cordial, haciéndonos sentir acogidas en todo momento. También merece una mención especial el equipo del desayuno, en particular una joven bajita, morena y muy simpática, que cada mañana nos atendió con una cercanía y amabilidad excepcionales. Gracias a ellos, cada día comenzaba de la mejor manera. La experiencia fue tan positiva que ya hemos decidido regresar en febrero y convertir este hotel en nuestro lugar de referencia en Casablanca. El único aspecto que nos causó cierta incomodidad se dio en el momento de la salida: en recepción no estaban las mismas chicas atentas y encantadoras de siempre, sino un caballero que, de manera tajante, nos indicó que no hablaba árabe. Venimos de España y no tenemos por qué hablar francés, pero por mis orígenes sí domino el árabe, y me sorprendió que en Casablanca, siendo el idioma local, un miembro del personal se negara a comunicarse en él como si fuese algo normal. Fue un detalle menor, pero que me hizo sentir algo desubicado. Dicho esto, lo cierto es que todo lo positivo vivido supera con creces esa mínima observación. El personal del hotel ha sido como una gran familia: amables, atentos y siempre dispuestos a ayudar en lo que hiciera falta. La calidez con la que nos trataron superó nuestras expectativas y nos hizo sentir como en nuestro propio hogar. Nos vamos muy felices y agradecidas, con la certeza de que volveremos pronto.