Hoteles con parking en Saix

Tranquilidad absoluta, rodeados de naturaleza se veían la estrellas de manera increíble. La estancia comodísima no faltó de nada!!! Un 10

La ubicación es perfecta. Puedes sentir la esencia del viejo granero en donde ahora está instalada la habitación. El ambiente campirano, la naturaleza circundante y la cercanía con la abadía, la hacen un lugar perfecto, sumado a la amabilidad y disposición de los anfitriones que siempre estuvieron muy atentos a nuestra llegada, a nuestras peticiones y fueron muy puntuales con el desayuno el cual fue copioso. Muy recomendable :)

La amabilidad de los anfitriones, nos trataron como de la familia

Los orígenes del château se remontan al siglo XV, y a pequeño corte de curiosidad, se ha documentado que en febrero de 1.429 la misma Juana de Arco se alojó en él. Como toda construcción histórica, el paso de los siglos le ha conformado una determinada morfología; morfología que, desde 2.005 —momento en el que los actuales propietarios, Isabelle y Antoine—, y hasta la finalización de los trabajos de restauración, en 2.024, ha podido recuperar un esplendor que la pátina del tiempo le había manzillado. Hablando con ellos, nos mostraron, a lo largo de un buen rato, imágenes de todo el proceso de desmantelamiento y reconstrucción de las partes del edificio, reconstrucción basada en la búsqueda bibliográfica de la historia de esta singular construcción, y posteriormente nos enseñaron «in-situ», una por una, cada una de sus estancias explicándonos con todo tipo de todo detalle peculiaridades del castillo y de todo el mobiliario que se ha empleado para, posteriormente, amueblar cada una de las estancias. Mobiliario evidentemente de época medieval, comprendido entre los siglos XV hasta el XVIII, a excepción de la mesa del comedor, datada del siglo XIX. Es evidente que se nota en todo el proceso de recuperación, restauración y decoració de un edificio histórico de esta índole, que prácticamente rozaba el abandono y fechado de finales de la edad media y comienzos de la época del Renacimiento, por parte de los propietarios, una carga de buen gusto, de muchísima pasión y de amor al arte y a la historia, y remarcar también la enorme vocación de querer traspasar esta pasión a aquellos que hemos tenido la grandísima suerte de, como Juana de Arco en su día, encontrar esta pequeña joya arquitectónica, y poder pasar en ella, ni que sea una sola noche..

Un lugar encantador de descanso y relax. Las instalaciones del hotel son muy bonitas y el desayuno excepcional con productos locales exquisitos

El entorno es espectacular. Habitación muy amplia y el personal muy amable. El desayuno es fantastico